La Bestia: El tren que transporta las esperanzas de inmigrantes ilegales a EE.UU.

Publicado originalmente en PanAm Post el 3 de septiembre de 2014

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Nadie sabe exactamente cuándo va a partir el próximo tren de La Bestia, un ferrocarril de carga que atraviesa todo México y lleva combustibles, materiales y otros insumos por las vías férreas del país.

Pero no sólo transporta productos; lleva además unos 700 migrantes centroamericanos que buscan llegar a la frontera con Estados Unidos montados en el techo y en los extremos de los vagones.

La desesperación motivo de la miseria y la violencia en la que viven en sus países natales los alienta a la búsqueda de un nuevo destino. Sin embargo, ellos saben que el “tren de la muerte”, o La Bestia, como es apodado por quienes lo utilizan, puede tanto depositarlos en las puertas del “sueño americano” como en una fosa común.

La Bestia (2010), el documental del periodista y cineasta mexicano Pedro Ultreras, director de 7 Soles, retrata el peligroso viaje que experimentan miles de personas cada año.

A través de conmovedores testimonios e impactantes imágenes, el documental logra transmitirle al público la sensación de desamparo y vulnerabilidad a la que se exponen los inmigrantes.

El recorrido generalmente comienza en Hidalgo, en un punto fronterizo entre Guatemala y México. Anteriormente, los migrantes solían iniciar allí la primera monta de “La Bestia”, pero en el 2005 un huracán destruyó las vías. Ahora, el trayecto de 275 kilómetros hasta la ciudad de Arriaga deben realizarlo a pie.

Unos deciden caminar durante 10 días por las vías del tren, otros se adentran en terrenos desconocidos, pero siempre debe el viaje transcurrir lejos de las carreteras, donde está “la migra” (las autoridades migratorias), uno de los tantos antagonistas de esta historia.

El deterioro mental y físico que implica un viaje de estas características se refleja en la cara y los cuerpos de los entrevistados por Ultreras. Es el caso de José Guardado, un migrante hondureño que busca llegar a Los Ángeles, California, y conseguir una prótesis para su brazo izquierdo, el cual cuatro años antes le fue amputado por el mismo tren.

La ansiedad por llegar a la frontera e ingresar a EE.UU. como sea también entra en juego con la nostalgia por los seres queridos que dejaron atrás. La posibilidad de tener un trabajo significa poder ayudarlos.

Las remesas que envían los migrantes desde Estados Unidos tienen un efecto directo en la vida de sus familias y en las economías locales. Un estudio publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo muestra una relación inversa entre la cantidad de remesas y el crimen en localidades mexicanas.

“La migra es el menor de los problemas”, dice otro viajero. Aunque las leyes migratorias mexicanas conspiran contra esa búsqueda de nuevos horizontes, no son los únicos que ven en los migrantes presas de caza.

Los asaltantes, algunos independientes y otros miembros del crimen organizado, están a la expectativa para despojar a sus víctimas de las escasas pertenencias que llevan consigo. La frustración en su propio país es reemplazada por la frustración en un país ajeno que sólo ofrece un atisbo de esperanza.

A lo largo del documental, los testimonios expresan optimismo por un futuro más auspicioso. Sin embargo, en la mirada de cada uno de los entrevistados se identifica un rasgo compartido: al relata su historia de vida, con o sin lágrimas, todos ellos tienen un dejo de tristeza que le transmiten al espectador el padecimiento que deben enfrentar.

Algunas historias tienen final feliz, como la de Alicia Rivera, una migrante salvadoreña que tras más de dos meses en México dice con una sonrisa en su cara en la ciudad de Los Ángeles: “Pude realizar lo que yo más quería”.

Sin embargo, superar los obstáculos que plantea la travesía mexicana no es sinónimo de éxito. Muchos de los inmigrantes que evitan la muerte o las amputaciones a bordo de La Bestia terminan siendo deportados semanas o meses después de llegar a la tierra prometida. Otros, como le sucede a Alicia, no consiguen un trabajo estable.

El documental se propone hacer hincapié en las historias de los migrantes. Las entrevistas a las autoridades y a los directores de albergues para inmigrantes sirven para contextualizar su situación sin empañar a los verdaderos protagonistas. Sus relatos son la mejor evidencia para demostrar la injusticia de las regulaciones y restricciones que impiden el libre tránsito de las personas.

Una serie de medidas implementadas por el Gobierno mexicano en los últimos tiempos logró disminuir en un 65% el uso de La Bestia. Sin embargo, el resultado es puesto en duda.

Para Alejandro Solalinde, del albergue de migrantes Hermanos en el Camino en Ixtepec, México, “estas acciones no reducirán el flujo de migrantes por México; lo único que se logrará es diseminarlos, crear más rutas de traslado e incluso el aumento del número de traficantes de personas, llamados polleros”.

La película de Ultreras es una excelente herramienta para disparar el debate acerca de las leyes migratorias y sus efectos en los individuos. Sólo resta esperar que legisladores y políticos comprendan el daño que causan con sus leyes y adopten una postura humanitaria frente a un problema cuya solución traerá alivio para miles, sino millones, de personas sumidas en la pobreza más extrema.

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